Estaba en Venecia presentando su último documental, Capitalism: a love story (Capitalismo, una historia de amor) que retrata al capitalismo como si del demonio se tratara, pero el tiro le salió por la culata a Michael Moore.

En la rueda de prensa, según informa elpais.com, un periodista le recriminó a Moore que en Noruega no le habían concedido una entrevista con él porque la distribuidora de ese país debía pagar 2.000 euros por la charla.

En un primer momento, Michael Moore se tomó a broma la aseveración del periodista, hasta que los compañeros de éste y a voz en grito, le hicieran ver que en el resto de países donde se ha estrenado o se va a estrenar el documental, las distribuidoras también deben pagar por poder ofrecer entrevistas con Moore, hasta 5.000 euros.

Al parecer, Moore desconocía que la agencia de relaciones públicas de la productora estadounidense cobraba por sus entrevistas, cuyo montante suelen pagar las distribuidoras de cada país, que de esta manera sólo pueden conceder unas pocas entrevistas y a los medios más exclusivos.

La anécdota del cobro por entrevistas (cosa que no ocurre sólo con Moore) era especialmente paradógica, cuando su protagonista intentaba denunciar las maldades del insaciable capitalismo.

El director de cine siguió con la conferencia, en la que quién sabe si para devolver el golpe, habló de la prensa, diciendo que el problema de ésta hoy en día es que todo se reduce a los beneficios. "Para solucionar el problema- dice Moore- hay que construir un sistema de prensa independiente, fuerte y saludable, donde el término beneficio sea excluido de la ecuación".

"La prensa, especialmente la escrita, se ha degollado a sí misma confiando en un modelo totalmente subyugado por la publicidad" concluía el cineasta.